viernes, 9 de noviembre de 2012

EL PAÏS: "OJO AL CAUDILLISMO"


Ojo al caudillismo

La campaña catalana exhibe déficits democráticos de los políticos DE MAS, NO DE LOS OTROS LIDERES y de los medios de comunicación ¿COMO EL PAÍS O LA SER, POR EJEMPLO?

La campaña electoral catalana recién iniciada exhibe preocupantes déficits democráticos, que amenazan con convertir a la Cataluña autonómica de tradición liberal en un territorio de afirmaciones monolíticas y excluyentes. En consonancia con el planteamiento del actual presidente de la Generalitat de configurar la convocatoria como una consulta plebiscitaria, en la que el destino de la nación se fía a su propio porvenir particular, hay que lamentar que esta convocatoria exhiba tantos síntomas de deficiente calidad democrática. EL MÁS GRAVE: EXCLUIR EL ANÁLISIS POR TODOS DEL GOBIERNO ACTUAL DE MAS: PROPONIENDO UN FUTURO IMPROBABLE, MÁS SE EXONERA A SÍ MISMO DE LO QUE HA HECHO HASTA AHORA.
Destaca entre ellos la descarada insistencia en la línea del soberanismo de los medios de comunicación abiertamente gubernamentales Catalunya Ràdio y TV-3 NO AYER TVR, GRACIAS A QUE LOS EMPLEADOS EXCLUYERON LA EMISIÓN DEL ACTO NOCTURNO, INAUGURAL, que han perdido el carácter público y general que antes podían exhibir. Acompañada de la ausencia de una mínima neutralidad en la publicidad institucional, de la que se excluye a los medios no afectos, y del exceso de subvenciones ad hoc a los medios adictos. Todo ello pespunteado de un partidismo exacerbado en la actuación directa de la Generalitat: la Junta Electoral ha tenido que desmontar incluso sus mensajes de llamada a las urnas, por partidistas, sectarios y extemporáneos. Nunca como ahora el nacionalismo gobernante había dado muestras de tanto sectarismo. SOBRE TODO EL PRESIDENTE MAS.
Todas esas amenazas a la mesura democrática serían menos alarmantes si el principal partido de la oposición, el socialista PSC, mantuviera ante ellas la vigilancia democrática precisa. O si el de la derecha española, el PP, no opusiera a la cerrazón nacionalista periférica una preocupante sordera centralista.
La precampaña electoral ha estado aderezada por excesivos sinsentidos desde el punto de vista del imperio de la ley y de los usos democráticos. No es de recibo que un Parlamento cesante marque la hoja de ruta a su sucesor. No es aceptable que el Gobierno de cualquier nivel político se deje dictar su mandato por una asamblea informal, una manifestación por multitudinaria que esta sea o unas entidades de la pretendida sociedad civil previamente subvencionadas. Y está fuera de lugar que el dirigente de una formación de tanto arraigo moderado y democrático como Convergència i Unió, postule explícita o implícitamente el uso de medios ilegales para alcanzar sus sueños; o fíe el logro de los mismos a la eventual negación de su identidad europea.
Nunca como ahora los ciudadanos catalanes se habían visto constreñidos en tal grado al inconveniente cruce entre un soberanismo improvisado y el neocentralismo asfixiante, que reduce su personalidad lingüística, las atribuciones de su autogobierno y los mandatos de un trato inversor equitativo del Estado. La deriva de ribetes caudillistas de Artur Mas, a la que sus sondeos atribuyen mayoría absoluta, NO OTROS SONDEOS NO SUYOS es un peligro democrático. Sea para pavimentar un Estado propio o impropio, la independencia o el regionalismo pujolista de costumbre.

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